CHAPTER SIX. / Kids-like fighting

ᅳ¿De verdad vais a hacer todo eso?

ᅳLo sé. Es una gilipollez, pero va a venir mi madre y mi abuela, y si les suelto la bomba igual les da un algo —le explicó Ebony a Andrew por teléfono.

ᅳ¿Dónde está él ahora? ᅳpreguntó Andrew.

ᅳDuchándose. Tendremos que compartir habitación cuando lleguen nuestras familias, para no levantar sospechas.

ᅳMadre mía, Eb. ¿Seguro que estarás bien? ¿Quieres que me pase por ahí un rato? Por si hay que dejarle las cosas claras al chiquillo.

ᅳNo, no ᅳdijo, con una sonrisita. Desde que se conocían, Andrew se había comportado como un hermano mayor para ella, hubo una etapa de sus vidas en la que vivieron juntos en Londres y aunque se hartaron el uno del otro, su amistad solo se fortaleció aún másᅳ. Sigue siendo el mismo de siempre.

Sonrió un poco y pudo notar la expresión de preocupación de Andrew a través del teléfono.

ᅳRecuerda porqué lo dejasteis, Ebony. Sino te harás aún más daño ᅳrecordóᅳ. Cuídate, ¿vale? Te llamo mañana. Y escríbeme para lo que sea. Te quiero.

ᅳYo también te quiero, Andy.

Sabía que tenía razón. Tenerlo al alcance de las manos, tan cerca pero a la vez tan lejos se le hacía doloroso. Se obligó a odiarlo. Recordó como le costó demasiado formalizar su relación, como se olvidó de una cena con su familia que ella llevaba organizando dos semanas, como canceló su cena de aniversario porque estaba ocupado rodando o todas las veces que evitó las conversaciones sobre su futuro hasta que ya fue demasiado tarde.

ᅳEl baño está libre ᅳcomentó Pedro al salir de la ducha, con el pelo mojado y desordenado.

Ebony solo asintió y dejó escapar un sonidito sin mirarlo.

ᅳ¿Esta vez me ayudarás a organizar la cena o será como las otras veces? ᅳNo había ninguna razón para que Ebony dijera eso excepto enfadarlo y crear tensión.

ᅳ¿En serio, Ebony? ᅳdijo, girándose y pasándose una mano por el pelo.

ᅳTe he hecho una pregunta.

ᅳSí. Pues claro que te voy a ayudar.

ᅳAh, bien. Es raro en ti ᅳdijo antes de entrar al baño, dejando a Pedro con la palabra en la boca.

Pedro dejó salir un suspiro cansado y se secó el pelo con una toalla. Toda esa situación le iba a quitar años de vida. Ver a Ebony estos días lo iba a acribillar, era la mujer más hermosa que había conocido y la odiaba por haberle dejado. Sabía que ella tenía razones, pero le seguía cabreando que hubiese sido tan de repente y sin que le dejara hacer nada para evitar que terminaran.

Odiaba sus comentarios hirientes, condescendientes. Odiaba que dijera cosas para hacerlo enfadar, y que lo consiguiera. Odiaba que supiera manejar aquella situación con seriedad y que él solo fuera un manojo de emociones confusas y estresadas, que en cualquier momento se podía desmoronar por lo mucho que la extrañaba. La odiaba muchísimo.

Salió del baño con el pelo empapado y con su pijama a cuadros. Iba dejando un rastro de gotitas de agua por culpa del pelo.

ᅳEstás mojando el suelo ᅳdijo, con intención de molestarla.

Ebony alzó la mirada, con el ceño fruncido.

ᅳ¿Y? ¿Tanto te molesta?

Fue hasta la cocina y sacó un vaso de martini congelado, junto con un limón y unas aceitunas. Pedro tensó la mandíbula.

ᅳPodemos resbalarnos ᅳcomentó, mientras veía como Ebony se hacía un dirty martini de una forma impecable.

ᅳPuedes secarlo tú ᅳse encogió de hombros, sin mirarloᅳ, eres al único que le importa.

Pedro chasqueó la lengua y se giró mientras decía:ᅳ Madura un poco, Ebony.

Ebony soltó una risa y con el vaso de martini se colocó en frente de él, escurriendo el resto del agua en el parqué casi a los pies del hombre. Él rodó los ojos, soltando una exclamación.

ᅳ¿Estás de coña? ¿En serio? ᅳdijo Pedro, mientras Ebony solo sonreíaᅳ. Eres como una niña pequeña.

Ella volvió a soltar una risita y volvió a la cocina a beberse su copa. Ninguno de los dos dijo nada en los siguientes momentos, pero cuando Ebony volvió a la sala y se resbaló con lo que ella misma había hecho, solo se escuchó la risa estridente de Pedro por unos largos treinta segundos.

ᅳVenga, para ya ᅳdijo Ebony tras levantarse, viendo como Pedro aún se reíaᅳ. ¿Quieres dejar de reírte de una vez?

Le dio un golpe en el brazo y se sentó en el sofá de en frente, poniendo los ojos en blancos.

ᅳTendrías que haberte visto la cara ᅳexclamó, aún riéndose.

Ebony chasqueó la lengua y Pedro se rascó los ojos y dejó de reírse por fin.

ᅳ¿Has terminado? ᅳcuestionó, molesta.

Pedro no dijo nada, cruzó una pierna encima de la otra y la miró sonriente.

ᅳAhora sí, ¿querías algo?

ᅳ¿Cómo vamos a hacer para compartir cama?

Pedro pestañeó.

ᅳPues tú en el lado izquierdo y yo en el derecho, como siempre ᅳdijo, encogiéndose de hombro.

ᅳVale, Pedro ᅳrodó los ojosᅳ. Me refiero a para que no sea incómodo o violento.

ᅳ¿Violento? ¿Tenías pensado meterme una paliza?

ᅳDios, eres un idiota ᅳnegó con la mandíbula tensa, harta de que Pedro se burlara de ella cada pocoᅳ. Dormiré en el sofá, me da igual.

Se puso en pie y Pedro la frenóᅳ No, no. No voy a dejar que duermas en el sofá, eso no sería nada caballeroso ᅳLa miró desde abajo, y sus ojos marrones enormes fueron su perdiciónᅳ. No será para nada incómodo. Ni mucho menos violento.

Ebony destensionó su cuerpo y asintió, poniéndose derechaᅳ Está bien. Es tarde, yo me voy a dormir ya.

Pedro se quedó en el salón, observando como Ebony subía las escaleras y se metía en la cama. Soltó toda la respiración que tenía contenida en los pulmones y se apoyó en el respaldo del sofá. Toda aquella conversación lo había puesto nervioso y ahora tener que dormir junto a ella de nuevo le aceleraba el corazón.

Se quedó un tiempo en el salón, viendo su móvil y ordenando un par de cosas sin hacer mucho ruido por miedo a despertarla. Recogió la botella y metió las aceitunas en la nevera, limpió el charco de agua y subió las escaleras.

Ebony ya estaba plácidamente dormida, haciendo un ligero ruidito mientras descansaba. Él se deslizó entre las sábanas con cuidado y le apartó un rizo de la cara con la mayor delicadeza del mundo. Si la despertaba ahora, se ganaría una paliza segura. Tuvo el impulso de darle un beso de buenas noches, pero ella hizo un ligero movimiento, así que tuvo que apartar el brazo y darle la espalda.

La odiaba.

NORA IS (S)TALKING . . .

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